Este tipo de terapia permite rastrear y trabajar el origen de los distintos motivos de consulta, para obtener una remisión más rápida y estable de los síntomas asociados.
¿Cómo trabaja la terapia regresiva?
Este tipo de terapia implica explorar el pasado del sujeto: experiencias, vivencias y situaciones que, desde lo emocional, conectan a día de hoy con sus problemas. Para hacer esto normalmente inducimos al paciente una relajación profunda o cierto trance hipnótico, no demasiado profundo, pues el sujeto ha de estar consciente para poder responder las preguntas del terapeuta. Una vez en este estado, que nos permite conectar más con áreas del cerebro que median nuestras emociones y procesos a nivel subconsciente, haremos conectar a la persona con las emociones negativas ligadas al problema que queremos trabajar y a partir de ahí, iremos conectando con esas experiencias pasadas conectadas con el motivo de consulta.
Otras veces nos dirigimos directamente a la parte subconsciente del sujeto que está provocando ese malestar y le pedimos que nos traiga imágenes, recuerdos o sensaciones que tengan que ver con dicho malestar.
¿Se pueden combinar otras técnicas cuando trabajamos a nivel regresivo?
Una vez que tenemos identificadas dichas memorias, podremos trabajarlas de diversas formas; a veces bajo el mismo estado hipnótico que hemos inducido previamente podremos modificarlas o insertar técnicas o recursos propios de otros enfoques psicoterapéuticos. En este último casi estaríamos usando la hipnosis como un catalizador o potenciador de la terapia. Otras veces, identificamos estas memorias emocionales bajo hipnosis y después las trabajamos en estado de vigilia con el paciente (encontrándose este plenamente consciente), a menudo con EMDR, la conocida técnica de desensibilización por movimiento de ojos.
Nosotros en particular, insertamos este tipo de terapia dentro de un marco psicoterapéutico más amplio: la Terapia de Interacción Recíproca(TIR de R. Aguado). Este enfoque unifica aspectos y recursos de diversas corrientes y paradigmas en psicología bajo un sólido marco teórico, por lo que es considerada una terapia integrativa y ecléctica.
Un ejemplo práctico de terapia regresiva
Para entender mejor como procede la terapia regresiva, pongamos por caso que un paciente acude a consulta presentando un trastorno de ansiedad. Tras la imprescindible recogida de datos con el paciente, iremos conectando los síntomas ligados a la ansiedad con momentos de su vida en los que ha habido alguna vivencia que conecta con dicha ansiedad. Esto, como señalábamos antes, lo hacemos a menudo bajo estado hipnótico o induciendo una relajación profunda.
A medida que vamos retrocediendo en la biografía de la persona encontraremos que, algunas de estas experiencias, aun cuando responden a edades muy tempranas del desarrollo, se encuentran en la base de aquello que la persona trae a consulta. Por ejemplo, momentos en los que el sujeto se ha sentido desprotegido de pequeño porque le dejaban solo o no le prestaban atención. Si bien no tiene nada que ver sentirse solo o desprotegido de niño, al menos en cuanto al contexto o situación, con los ataques de ansiedad que experimenta el paciente de adulto, sí que vemos un patrón emocional o denominador común que está presente en ambas situaciones.
Regresiones a vidas pasadas
Por último, puntualizar que otra forma de trabajar de forma regresiva, es la de llevar al paciente a vidas pasadas, buscando también el origen de los problemas que padece actualmente. Este enfoque ha sido ampliamente difundido y popularizado por Brian Weiss. Si bien somos respetuosos con esta forma de proceder, no la practicamos. Trabajaremos siempre ciñéndonos a la biografía de la persona.