Esta terapia incluye a distintos miembros que puedan estar implicados en las dinámicas familiares relacionadas con el problema a trabajar.
¿En qué consiste la terapia familiar?
Este tipo de terapia trabaja con distintos miembros de la familia, la cual concibe como un sistema. Su objetivo es lograr armonizar las relaciones entre sus integrantes y solucionar los problemas que puedan darse en el ámbito familiar.
Es importante tener presente que gran parte de los problemas y emociones negativas que padece el ser humano a menudo se derivan de sus relaciones pues, como mamíferos, somos seres sociales y necesitamos establecer y crear vínculos con otros individuos como nosotros. Así con frecuencia, motivos de consulta como ansiedad, depresión, baja autoestima y etc. Tienen mucho que ver con determinadas dinámicas familiares y con la forma de interrelacionarnos.
Por otro lado, también es clave el papel de los padres a la hora de condicionar infinidad de aspectos en los hijos a través de la crianza, como la autoestima.
¿Cuáles son sus enfoques principales?
Los enfoques más relevantes dentro de este tipo de terapia son el sistémico y el estructural. El enfoque sistémico se deriva de la terapia de familia, pero es compatible su aplicación también a parejas, equipos de trabajo e incluso sobre un único sujeto. Concibe la relación como una interacción en ambas direcciones entre los miembros de la misma (sistemas). Un sujeto está generando constantemente una respuesta o conducta en el otro y a la inversa. El enfoque estructural, como su propio nombre indica, trata de entender las reglas tácitas que explican cómo funciona la familia y de que determinan como se relacionan sus miembros entre sí. Una vez identificados estos “patrones invisibles”, el objetivo es modificarlos para establecer unas relaciones más sanas y funcionales.
Al igual que en la terapia de pareja, los objetivos de esta terapia suelen ser: dotar de recursos y estrategias para mejorar la comunicación entre los miembros de la familia o grupo, ayudar a definir problemas y establecer soluciones para los mismos, enseñar a los sujetos una adecuada expresión e interpretación de los afectos, cambiar dinámicas de interrelación y mejorar la comunicación.
La duración de las sesiones suele variar de una hora a hora y media, dependiendo de factores como el número de sujetos que coincidan, problema a tratar y grado de interferencia del mismo sobre la vida de los sujetos, aprovechamiento de las sesiones, etc. Sobre la frecuencia, el terapeuta suele citar a los familiares una vez por semana o cada quince días.
¿Es importante la implicación de las personas que participan en la terapia familiar?
Lógicamente, es muy importante la implicación de todos los sujetos con los que se estime que es oportuno trabajar. Que se muestren receptivos y que traten de seguir en todo momento las pautas y aplicar los recursos dados por el terapeuta.
En ocasiones, la terapia familiar puede realizarse con la ayuda de uno o varios terapeutas dependiendo de las dinámicas que se den entre los miembros de la familia o grupo y los problemas a tratar.